De acuerdo con ONU Mujeres, “la brecha salarial de género es el porcentaje resultante de dividir 2 cantidades: la diferencia entre el salario de los hombres y las mujeres, dividida entre el salario de los hombres”. Según el organismo internacional de Naciones Unidas, las causas son múltiples: las mujeres tienen empleos a tiempo parcial, peores empleos, trabajos socialmente menos valorados, negocian menos su salario, y existe además la ignorancia de los empleadores sobre esta problemática.
Según el informe “El futuro del trabajo en América Latina y el Caribe” del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la brecha de género en el mercado laboral es un hecho documentado y persistente en la mayoría de los países del mundo: “En América Latina y el Caribe la situación no es diferente. Más mujeres trabajan en ocupaciones peor pagadas, pasan más tiempo en trabajos de cuidados a niños y adultos mayores que no son remunerados y tienen una menor participación en los campos de CTIM (precisamente, relacionados con ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) que los hombres”.
Diana Suárez, doctora por la Universidad de Aalborg (Dinamarca) en Economía de la Innovación e investigadora del Centro de Estudios en Ciencia, Tecnología e Innovación (Ciecti), explicó a Chequeado: “Para cada dimensión de la vida (cuidados, trabajo, ciencia y tecnología, violencia) hay indicadores específicos. En los del mercado de trabajo suele hablarse de 3 brechas: participación (participación de mujeres en el total de empleo), promoción (participación de mujeres en la cima de la pirámide de categorías/escalafones) e ingresos (salarios)“.
Cuál es la brecha salarial de género en la Argentina
El 21 de septiembre, el INDEC presentó el informe sobre la evolución de la distribución del ingreso de la Encuesta Permanente de Hogares del segundo trimestre de 2023. Allí se indica que el ingreso medio fue de $ 138.595, y luego diferencia entre varones y mujeres.
“Los perceptores varones tuvieron un ingreso promedio de $ 161.252, mientras que el de las mujeres fue de $ 116.584”, indica el informe. En una tabla del mismo se puede ver trimestre por trimestre desde 2019 cómo fue variando la brecha. Es el cuadro que se muestra a continuación:
Luego, en el gráfico sobre brecha de género desde 2019 a 2023 se puede ver que en el último período representó un 26,6%. En otras palabras, los varones (entre ingresos laborales y no laborales) ganan casi un 27% más que las mujeres.
“La brecha salarial actualmente se calcula en 25%, un valor que se ubica cerca de la media histórica, es decir, que es un fenómeno estructural. Responde a distintos factores, como la cantidad de horas que trabajan las mujeres en comparación con los varones (jornadas más cortas), las diferencias en los salarios de las ramas en las que se desempeñan (que por la segregación horizontal, no se insertan igual), los estereotipos y la discriminación”, explicó a Chequeado Micaela Fernández Erlauer, maestranda en Planificación y Evaluación de Políticas Públicas en la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) y analista en Fundar.
“Techo de cristal” y barreras institucionales
Darío Judzik es doctor en Economía Aplicada por la Universidad Autónoma de Barcelona y decano Ejecutivo de la Escuela de Gobierno de la Universidad Torcuato Di Tella. Consultado sobre el tema, explicó a Chequeado que no considera correcto comparar salarios promedio de mujeres y varones, sino que se debería comparar igual cantidad de horas trabajadas, igual nivel educativo e igual experiencia laboral o edad, como mínimo: “Dicho esto, persisten las brechas porque hay ‘techos de cristal’ y barreras institucionales para las mujeres, pero son menores que sencillamente comparando promedios”.
Y agregó: “El principal motor de las brechas es la asimetría en las tareas de cuidado. Simplificando, las mujeres ganan menos porque están más tiempo afuera del mercado laboral, formándose o generando capital humano, porque están cuidando niños/as y ancianos/as”.
El “techo de cristal” o segregación vertical “tiene que ver con la imposibilidad de acceder a cargos jerárquicos por parte de las mujeres. Esto puede deberse a discriminación (el liderazgo culturalmente se asocia a lo masculino), imposibilidad de compatibilizar tiempos laborales con los cuidados (por la feminización de los mismos), etcétera”, explicó a Chequeado Fernández Erlauer.
Fundar, una organización dedicada al estudio de políticas públicas, publicó un trabajo sobre la inserción de mujeres en el poder político y económico para las 24 provincias del país, y entre sus conclusiones indica que no hay paridad en ningún ámbito.
Como se señaló en esta nota, de acuerdo con los últimos registros oficiales analizados por el Centro de Datos de Chequeado, en 12 de los 18 ministerios nacionales los varones perciben en promedio sueldos más altos que las mujeres. Esa brecha, en algunas dependencias, llega a diferencias salariales promedio del 35%.
“El problema de desigualdad de género en el mercado laboral va más allá de la brecha salarial que pueda haber dentro de una ocupación. Incluso, si pudiéramos comparar personas que estén haciendo exactamente el mismo trabajo y no encontráramos diferencias, no podríamos decir que no hay brechas de género en el mercado laboral. Porque eso sería ignorar que, justamente, el problema está en que las mujeres no están en los mismos trabajos que los hombres”, indicó un informe del Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales de la Universidad Nacional de La Plata.
Sin embargo, el trabajo advierte que la brecha salarial dentro de las ocupaciones no se explica necesariamente por comportamientos discriminatorios de las empresas, sino a causa de “estereotipos y normas sociales sobre los roles de género tan arraigados en nuestra sociedad, que típicamente asocian al hombre con un rol de generador de ingresos y a la mujer con el de cuidadora y encargada de las tareas del hogar”.
En conclusión, según organismos internacionales, la brecha de género en el mercado laboral es un hecho documentado y persistente en el mundo. Aunque especialistas difieren en los datos a considerar para calcularla -si el promedio de los salarios en general, o sólo por igual ocupación e igual cantidad de horas-, todos coinciden en que la brecha existe y que se debe a fenómenos sociales como el “techo de cristal” y las barreras institucionales.